Pepi-Mataró nos manda este relato de la escapada que hicieron al Matarraña en Reyes del 2020. Al final encontraréis el relato en formato descargable con fotografías y detalle de los lugares de pernocta.
Hola amigos, estos días teníamos fiesta y decidimos visitar esta preciosa zona que no
conocíamos y puedo decir que nos gustó muchísimo, es una de esas escapadas que
sorprende ya que se habla poco de esta zona del Bajo Aragón, pero sin duda es uno de los
espacios rurales con un encanto muy especial.
La vida allí tiene un estilo tranquilo, entre colinas ondulantes, rebaños de ovejas recorriendo
senderos, frondosos bosques de pinos, almendros o robles, olor a hierba húmeda, macizos
imponentes y el rumor del agua cristalina deslizándose por sus ríos, sin olvidarnos de su
buenísima gastronomía casera y la amabilidad de sus gentes.
Salimos de Mataró sobre las 4h. de la tarde, parando en la Puerta d
e Barcelona, donde
habíamos quedado con nuestros amigos Agus y Toñi, siendo nuestro primer destino Morella ,
donde pasaríamos la noche en el área. Llegamos que ya era oscuro, es lo que tiene esta
época del año que pronto anochece. Fuimos directos al área, desde donde tienes una vista
impresionante al bonito pueblo amurallado, iluminado por la noche y cenamos
contemplando sus luces.
Por la mañana nos dirigimos al pueblo para desayunar y lo hicimos en una terraza, muy bien
atendidos, por cierto. Luego paseamos por sus calles, Morella está completamente
amurallada y está considerada como unos de los pueblos más bonitos de España, es un
pueblo pequeño, pero con un casco histórico precioso, con siglos de antigüedad. Un de las
calles antiguas tiene unos soportales preciosos con paredes macizas y columnas anchas, las
calles son estrechas y empedradas, todo muy bien cuidado.
Después de pasearnos y disfrutar con el encanto de Morella y no sin dejar de comprar sus
buenísimos flaones, un dulce típico hecho con harina y rellenos de requesón y almendra,
también hay de calabaza, chocolate y otros ingrediente más, comprados en una panadería
de las de toda la vida, de las que hacen todavía el pan a la leña y donde ese olor a pan me
hizo viajar en el tiempo, donde me acuerdo que de pequeña iba con mi abuelo a buscar el
pan, que recuerdos tan agradables. Bueno pues regresamos a la auto para continuar con
nuestro viaje hacia el Matarraña, partiendo desde Morella.
El primer pueblo por el que empezamos nuestra ruta fue Peñarroya de Tastavins ,
territorio Dinopolis, donde se encuentra el centro Paleontològico “Inhospitak” un museo de
huesos originales de Tastavinsaurus sanzi, un dinosaurio que vivió hace más de 100 millones
de años y que fue encontrado en esta localidad y donde hay una réplica a tamaño real de
17 metros de longitud, única de un dinosaurio español.
El pueblo tiene unas calles muy empinadas, casas robustas con balcones de madera y
pronunciados aleros.
Después de pasear por el casco antiguo, nos decidimos a continuar hacia el siguiente pueblo,
La Fresneda.
Al llegar a La Fresneda, aparcamos en una calle ancha, paralela a la entrada del pueblo, hay
suficiente espacio para poder aparcar y pasar la noche si se desea. E s un pueblo con mucho
encanto, con casas señoriales y unos soportales antiguos muy bonitos que llegan hasta la
plaza del Ayuntamiento.
Esta localidad tiene un gran pasado historio y un gran patrimonio que ha sido considerado
Conjunto histórico artístico, por eso tiene el título de Villa.
Lástima que el tiempo no nos acompaña, ya que hay una densa niebla muy baja que casi
no nos deja ver nada, nos decidimos regresar a las autos y pasar aquí la noche para ver si
mañana amanece despejado y podemos ver el paisaje que rodea a este bello pueblo.
Esta mañana continua la densa niebla, sin casi visión para ver nada y nos decidimos
continuar hacia nuestro siguiente destino Valderrobres, a medida que nos íbamos alejando
de La Fresneda, la niebla iba despejándose, marchándose del todo al llegar a Valderrobres,
estaba toda concentrada en la Fresneda, jaja.
Fuimos directos al área de autocaravanas, un espacioso parking de arena, situado delante
del rio y del puente medieval que marca la entrada al casco antiguo. Había un par de autos
más, dos campers y una caravana, de un matrimonio que nos dijeron que pasan tiempo
aquí en Valderrobres con ella.
Empezamos nuestro paseo por esta bella población que es la capital de la comarca de
Matarraña, ya que su municipio es el más grande con diferencia de todos los demás, también
pertenece a la asociación de los pueblos más bonitos de España y su ciudad medieval está
declarada Conjunto Histórico Artístico.
Atravesamos el puente, encontrándonos con una plaza preciosa, donde se encuentra el
Ayuntamiento, unas tiendas con productos típicos de la zona y restaurantes. También había
un árbol precioso de navidad y guirnaldas colgadas en balcones. Empezamos a subir por
una calle acostumbrados ya a ello, ya que es muy característico y algo natural en todos los
pueblos de la zona. Llegamos al castillo palacio que es inmenso, el patio de armas es muy
amplio, con una sola foto no puedes cubrirlo entero. Desde aquí hay unas vistas preciosas
a la villa y al puente medieval que separa la ciudad antigua de la nueva.
Como se acercaba la hora de comer, nos dirigimos a un restaurante fuera del casco antiguo,
donde comimos estupendamente y muy bien atendidos. La gastronomía de la zona es
fabulosa y sus productos típicos, como la avellana, almendra, olivas, aceite y como no, el
jamón de Teruel, son buenísimos.
Cuando empezó a anochecer, regresamos al pueblo para verlo con las luces de navidad, el
árbol inmenso estaba precioso y todas las luces de colore s iluminaban la plaza y las calles
colindantes a ella, realmente estaba preciosa.
Al regresar a la auto, teníamos unas vistas preciosas a la ciudad antigua y así nos quedamos
un buen rato, mirando desde la ventana de nuestro comedor, tan bella vista.
Esta mañana se ha levantado otro día precioso y nuestro siguiente destino es
Beceite, donde aparcamos en el parking que esta delante mismo de la oficina de información y
turismo.
Queríamos hacer la ruta del Parrisal, pero con perros no se puede y decidimos que ya lo
visitaríamos en otra ocasión con más tiempo para poder dejar los perros en condiciones, ya
que no nos gusta mucho dejarlos en la auto.
Desde el mismo aparcamiento fuimos andando hasta el bonito puente que salva el rio Matarraña y da acceso al casco antiguo y empezó lo que ya es una costumbre fija, las calles y da acceso al casco antiguo y empezó lo que ya es una costumbre fija, las calles empinadas de aspecto medieval y con robustas casonas. Subimos hasta la plaza mayor empinadas de aspecto medieval y con robustas casonas. Subimos hasta la plaza mayor donde hay una impresionante iglesia, y un dato muy curioso es que por pequeño que sea donde hay una impresionante iglesia, y un dato muy curioso es que por pequeño que sea el pueblo, las iglesias son inmensas.
También vimos unos lavaderos antiguos muy bien cuidados, de hecho, todo lo tienen muy
bien cuidado. Realmente estos pueblos han soportado el paso del tiempo con mucha
dignidad, no sucumbiendo al modernismo y haciéndonos disfrutar de lo majestuoso de sus
fachadas robustas de aspecto medieval y sus restos de murallas tan bien conservadas.
Antes de marcharnos, bajamos por una rampa desde el mismo puente, para contemplarlo
desde abajo, hay una estrecha pasare la de piedra que bordea el rio y desde donde tienes
una espectacular vista al puente y al rio, que baja generoso entre pequeñas cascadas
producidas por grandes rocas.
Nuestro próxima parada fue en el pueblo de Cretas , donde hay un área rodeada de olivos
y que está muy cercana al pueblo. Como ya era hora de comer, decidimos visitar el pueblo
por la tarde. Cretas es otro pueblo medieval de la zona, sus calles empedradas vuelven a
ser costumbre en nuestro recorrido por la preciosa comarca del Matarraña, su iglesia es
impresionante y fue declarada bien de interés cultural.
Uno de sus productos típicos que no podéis perderos y que los venden en el Horno de Llerda,
una panadería y pastelería famosa en este pueblo, son los dulces llamados Casquetas o
pastissets, rellenos de dulce de calabaza, chocolate y otras mermeladas diversas, además
de el pan que es completamente artesano.
Después de dar un bonito paseo por Cretas, decidimos llegarnos hasta Calaceite para pasar
la noche y así ya levantarnos en nuestro próximo y último destino.
No tardamos mucho ya que está muy cerca, la ventaja de estas rutas es que los pueblos
están muy cercanos y no haces muchos kilómetros en desplazamiento.
Llegamos ya oscurecido, ahora en este tiempo se hace de noche muy pronto. Decidimos
quedarnos en la auto y disfrutar de un poco de lectura.
Por la mañana fuimos a almorzar a un restaurante con una pinta buenísima, donde nos
atendieron muy bien, una cosa a destacar del Matarraña, es la calidez de sus gentes.
El paseo nos llevó hasta la parte más alta de la ciudad medieval, pasando por estrechas
callejuelas ya familiares. Una cosa que nos llamó la atención es que muchas de las calles
tienen su nombre rotulado en catalán, contrariamente a lo que se puede pensar a primera
vista y además muchas de sus costumbres también parecen catalanas. Al llegar a lo más
alto, pudimos contemplar una preciosa vista a todo el paisaje espectacular.
Volvimos a bajar adentrándonos en el entramado de callejuelas que parten de plazuelas,
donde la más grande y significativa es la del Ayuntamiento, la Plaza Mayor, con unos grandes
y majestuosos soportales y donde había puesto el árbol de Navidad, un árbol grandioso y
muy adornado.
Como ya era hora de comer, decidimos probar la gastronomía de aquí y nos dirigimos al
restaurante donde almorzamos esta mañana. Ni que decir tiene que comimos
estupendamente, tanto el bacalao, el secreto ibérico, los huevos estrellados, las croqueta s
y un potaje de garbanzos que quitaba el sentido, estaban de muerte.
Después de esta fantástica comida, decidimos ir a descansar un poco a la auto y prepararnos
para ver la cabalgata de la noche de reyes, se me hace raro estar fuera de casa en es tas
fechas, pero aprovecharemos este año que nuestro nietecito es muy bebe todavía, los
próximos reyes será ya diferente, volveremos a vivir la ilusión y la inocencia de estas fechas,
aunque a mí siempre me han hecho mucha ilusión.
La cabalgata empezó con petardos y fuegos artificiales, dando paso al comienzo del
recorrido de las carrozas de los reyes hasta la primera parada en la residencia de ancianos,
luego continuo hasta la Iglesia donde dieron un pequeño discurso. Nosotros aprovechamos
para l legarnos hasta la plaza y ver el árbol iluminado, era realmente bonito, pudimos
hacernos fotos sin nadie alrededor, ya que todos estaban en la iglesia escuchando el discurso
de los reyes magos.
Mañana acaba nuestro precioso recorrido por el Matarraña, una comarca desconocida hasta
ahora y de la cual hemos quedado gratamente sorprendidos. Hemos disfrutado muchísimo
de todos sus paisajes, de su gastronomía y de sus gentes, estoy segura que repetiremos,
nos han quedado todavía bellos rincones por conocer.
Un beso.