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Cabo de Gata y Tabernas

Relato de la escapada del puente de Dicembre de 2009 que nos manda el compañero Suker.

Puente de diciembre 2009 en Cabo de Gata y Tabernas
En este puente íbamos a salir tres AC,s desde Murcia, aunque primero saldríamos dos para que al día siguiente se nos uniera en algún punto de trayecto la tercera.
El viernes salimos Juan Pedro y Maribel, en una auto y Suker con la familia en la segunda. Salimos tarde de Murcia por lo que paramos en Puerto Lumbreras a cenar, al parar comprobé que tenía un problema con la batería de la Fiat y que después de la parada tendríamos que colocar las pinzas para volver a arrancar.
Llamamos hasta a la asistencia en viaje ya que no arrancaba ni queriendo, finalmente lo conseguimos y anulamos el servicio que nos ofrecía el seguro. Continuamos camino hacia las
playas de Vera con la premisa de la compra de una batería al día siguiente.
Llegamos ya tarde al parking del supermercado Consum que está situado en la carretera de Garrucha-Villaricos haciendo esquina con la c/ Ciudad de Valencia, el sitio fue recomendado por un amigo que vive en la zona y nos aseguró que se trataba de un lugar tranquilo y en el cual el vigilante del supermercado no nos pondría pegas. (37º 13’ 15,72’’ N, 1º 48’ 38,44’’ O).
Al día siguiente y después de una noche de lo más tranquila saludamos al amigo Salva que vive en una urbanización a 200 mtrs. del Consum, tomamos un café con él, recordamos viejos tiempos y después de un paseo por su bonita urbanización y unos consejos por su parte partimos rumbo a Garrucha con la esperanza de encontrar un lugar donde comprar un nueva batería.
Damos vueltas y preguntamos a los vecinos pero no hay suerte, los comercios cierran muy temprano los sábados. En ello estábamos cuando se une a nosotros la tripulación de la tercera AC, son Antonio y Mª Carmen llegan desde Murcia también y por suerte él tiene bastantes conocimientos del terreno que vamos a visitar.
Antonio también tiene unas buenas pinzas de arranque por lo que dejamos un poco de lado lo de la búsqueda de la batería y partimos por la costa dirección Mojacar, pasamos sus costas tranquilas en esta época del año y paramos para comer en la playa de la Torre de Macenas. ¡Qué vistas amigos!. (37º 04’ 47,70’’ N, 1º 51’ 08,01’’ O).

La Torre de Macenas es una estructura militar tipo torre de pezuña que se encuentra en la playa de Macenas cercana a la localidad de El Agua del Medio, situada al sur de Mojácar, cerca de la carretera que conduce a Carboneras.
Fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII y se encuentra en buen estado de conservación.
Mientras Maribel y sus amigas preparan el arroz con conejo que nos comeremos más tarde, Juan Pedro, Antonio y yo damos un paseo por la playa acercándonos a otras AC,s que se encuentran estacionadas junto a un chiringuito, a unos 300 mtrs. de las nuestras. Nada más llegar al grupo y cuando cruzábamos por detrás del citado chiringuito, se nos acerca un “amable” caballero y nos advierte que allí donde estamos corremos el riesgo de una multa de tropecientos euros si viene la autoridad, pero que curiosamente estas aludidas autoridades hacen la “vista gorda” si nos aparcamos justo delante de su establecimiento. Le comentamos que solo hemos parado a comer y que no pernoctaremos en el lugar, pero aún así nos insiste en que corremos grave peligro.
Quedando agradecidos por el consejo, nos marchamos de vuelta a nuestro lugar de estacionamiento y yo, que soy muy mal pensado, les digo a mis compañeros: “Hay que ver, si
dormimos aquí nos multan y si comemos también, pero si aparcamos cerca de su kiosko no.
¿No será que le interesa que estemos cerca de su negocio? Siempre caería algo para la caja, ¿o
no?”.
Decidimos obviar sus consejos, más que nada en homenaje al estupendo arroz con conejo que nos prepara Maribel que seguro que a nuestra experta cocinera le saldrá buenísimo. Si viene la
autoridad ya veremos si la convencemos con su degustación.
Decir que nuestra filosofía es la de causar las mínimas molestias posibles, nunca nos echaron de ningún lugar pero si viene algún agente de la autoridad, que puede ser que alguna vez venga, a
sugerirnos razonablemente claro, un cambio de ubicación, negociaremos un acuerdo digno. Hasta ese momento continuaremos con nuestra filosofía.
Antes de iniciar la escapada decidimos aprovechar las horas de sol para parar en los lugares que visitáramos y movernos cuando empezara a anochecer. Así que cuando estábamos empezando a recoger bártulos llegó hasta nosotros unos amigos en AC que pensaban que íbamos a pernoctar en el lugar donde estábamos y querían unirse al grupo. Le s comentamos que nuestra intención es la de llegar a Carboneras y hacer noche allí, por lo que deciden acompañarnos para no dormir solos.
Así que apuntamos la proa a Carboneras y allí pasado el pueblo estacionamos para la
pernocta a la entrada de la llamada Playa del Corralico o Playa de los Muertos (36º 57’ 48,72’’
N, 1º 54’ 07,62’’ O). No obstante, nosotros tres le comentamos a nuestros compañeros recién
incorporados al grupo que iremos antes de dormir a dar un paseo por el pueblo ya que es
demasiado temprano para encerrarnos en las autos.

Nos dirigimos al pueblo y tras agradable paseo por la orilla del mar nos metemos en un
bar “El Chiringuito J. Mariano” para tomar unas tapas y ver la segunda parte del Real Madrid-Almería que se está dando por la tele. Empieza ganando el Madrid pero antes de finalizar la primera parte el Almería empata el encuentro. Al empezar la segunda parte el Almería se pone
por delante y la euforia se desata en el local, pero como la alegría dura poco en la casa del pobre, pasó lo que tenía que pasar, es decir el Madrid remonta el partido y los almerienses se lo toman como los murcianos nos tomamos lo del Real Murcia, pues con filosofía.

Qué decir de las tapas, pues muy buenas, a buen precio y tomando unas cervecitas se puede terminar cenando solo con las tapas con las que se les acompañan.
A la mañana siguiente y sin madrugar demasiado nos disponemos a reanudar la marcha con dirección Agua Amarga. Al salir de Carboneras, en el acceso a la Playa de Los Muertos, nos
encontramos un punto de Información Turística en el cual cogemos un mapa de todo el Parque Natural del Cabo de Gata.
Hacemos de pasada Agua Amarga y paramos solo para ver el extraordinario sitio en el que estacionan las AC,s con vistas al mar. Está justo antes de salir del pueblo en dirección a Fernán Pérez y se trata de la bajada de una rambla directamente al Mar con una anchura suficiente como para no molestar a nadie, siempre y cuando los autocaravanistas empleemos el sentido común y no convirtamos aquello en un camping. Nosotros por si acaso no iremos por allí en temporada de verano, más que nada para evitar poner en un compromiso a la autoridad.
Bueno, continuamos camino dirección Fernán Pérez, pasamos esta población y llegamos a Rodalquilar donde paramos a comprar pan. A continuación nos internamos en el camino que lleva a la Playa El Playazo, que es una cala de lo más maja para pasar el día pero decidimos irnos ya que no encontramos un sitio óptimo para estacionarnos los tres. Así que nos vamos con dirección a la Isleta del Moro donde existe un espacio grandísimo para el estacionamiento y allí nos colocamos los tres. Y en esas estábamos cuando (la ocasión la pintan calva) nos percatamos del fuerte aire marino, por lo que cerramos las autos e iniciamos el corto paseo hasta el pueblo en el que hay algunos barecillos y restaurantes con unos olores a pescaito frito y marisco que quitan el “sentio”.
El hijo de Antonio, vía telefónica, nos recomienda comer en un restaurante que está en la orilla del mar que, por cierto, está hasta los topes de gente y otro que es el hogar del pensionista de aquí. Preguntamos a un lugareño y nos indica el camino a la vez que también nos lo recomienda.
Al llegar, nos sorprende la cantidad de clientela que tiene este hogar del pensionista, luego
comprobaríamos el por qué de tanta aglomeración. Nos dieron mesa para una hora más tarde pero mereció la pena la espera, aunque parte de ella la agotamos en la barra degustando unas estupendas tapas. Como digo, la comida mereció la pena por los estupendos pescaditos fritos,
posterior paella de marisco y pescado, si hasta el postre estaba rico, rico. Totalmente ecomendable.
Después, de vuelta a las autos nos disponemos a continuar nuestra marcha hacia San José.
Esta población está situada en una ensenada custodiada a ambos lados por altas elevaciones de roca, cuenta con amplias y bellas playas rodeadas de montañas. Es un pueblo pequeño de
pescadores, reconvertido al sector turístico, para el que se ha construido un puerto deportivo.
En San José aparcamos a la entrada del pueblo, en un pequeño centro comercial y junto a lo que
dicen es el recinto ferial. El caso es que es un sitio tranquilo y junto a un parque donde los niños pueden jugar un rato. (36°46’6.47″N, 2°6’34.27″O)
Después vamos a dar un paseo por la localidad y vemos que junto a la playa y donde desemboca
la c/ de la Rambla hay varas autocaravanas estacionadas. Nos parece un buen sitio pero nos conformamos con el nuestro ya que nuestra intención es salir por la mañana en dirección al Faro del Cabo de Gata.
Continuamos el paseo y nos encontramos con numerosos lugares donde degustar estupendas tapas, pero nosotros no estamos para eso ya que terminamos de comer algo tarde y a nadie le apetece otra cosa que no sea un café y caminando salimos al paseo marítimo donde encontramos un pequeño mercadillo de artesanía y a continuación una plaza en la que nos sentamos en un café a tomarnos uno.

A la mañana siguiente salimos en dirección Pozo de los Frailes por la AL-3108, después tomamos la AL-3201 y paramos en una estación de servicio donde llenamos el depósito de agua, vaciamos las grises y el wc (36°48’56.50″N, 2° 9’38.96″O). Más tarde y al llegar a una rotonda tomamos la AL-3115 que es la que nos lleva hasta Cabo de Gata y unos kilómetros más adelante ya por la playa hasta el mítico Faro.
Pasamos por delante de la Iglesia de la Almadraba de Monteleva o de las Salinas y la verdad es que impresiona, su abandono le da un aspecto tétrico casi de película de terror. Esperemos que en el
próximo viaje estén finalizados los trabajos de recuperación de este monumento.
Seguimos en paralelo al mar y la imagen me recuerda bastante al paisaje de Las Landas francesas, mar, arena y pocas casas. Muy bonito y tan cerca de Murcia, una suerte. Parece mentira que aún existan sitios así en el levante español.
Subimos hasta el Faro tras sinuosa carretera con momentos de “miedo” para las copilotos, decir que hay unos 200/300 metros en que la carretera se estrecha y que cuando se sube nunca sabe uno qué se va a encontrar de frente, por lo que es recomendable encomendarse a los dioses y que no se te cruce otra auto, autobús o similar.
Una vez allí hay sitio de sobra para dejar las autos pero no es recomendable subir hasta el final del camino ya que lo más probable es que se tenga que dar la vuelta y volver a bajar para aparcar donde primero se había pensado. Las vistas impresionantes. Ante nuestros ojos el arrecife de Las Sirenas una de las imágenes típicas del Cabo de Gata. Se trata de un conjunto de chimeneas volcánicas en forma de afloramientos rocosos al pie del faro de Cabo de Gata, en el extremo meridional del parque natural. Según la tradición, debe su nombre a los antiguos marineros que confundían los gritos de la foca monje del Mediterráneo, antigua habitante de estas rocas, con el canto de las ninfas marinas.
Después de unas fotos en los alrededores y atendiendo a que el “parking” está sembrado de pedriscos, además del tremendo aire que hay en el lugar, nos volvemos a la Fabriquilla que es un grupo de casas que hay antes del inicio de la subida hacia el Faro, donde hemos visto al pasar un
buen aparcamiento junto a una pista de fútbol sala (36°44’22.23″N, 2°12’30.80″O). Allí plantamos las AC,s y hacemos un aperitivo, con posterior comida, café incluido hasta la caída del sol, el cual fotografiamos al resultar de lo más bonito del viaje.
Posteriormente nos despedimos de Antonio y Carmen que inician el regreso a Murcia, ya que tienen que atender asuntos familiares. Nosotros ponemos rumbo a Tabernas más que nada por ofrecer algo divertido a los niños, con la visita a uno de los poblados del oeste que hay allí.

Nos decidimos por el Parque Temático Oasis que es el que recomienda el amigo Johnny cuando llevó a su nieta. Pero antes hay que buscar un lugar para la pernocta. Llegamos a la recepción del citado poblado y las chicas del parking nos invitan a pernoctar allí, pero al ser demasiado temprano decidimos dirigirnos al pueblo para tomar algo y hacer tiempo antes de irnos a la cama.
Damos una vuelta por el pueblo sin decidirnos por nada hasta que acertamos a dirigirnos al primer sitio por el que pasamos al entrar al pueblo por la zona norte, se trata de un restaurante (Las Eras) que hay junto a una gasolinera BP con amplio aparcamiento para dejar las AC,s y a la vista.
Entramos en el local y nos quedamos en la barra tomando unas cervecitas con la correspondiente tapa. Como en otros locales de esta provincia que hemos visitado se puede decir que se cena perfectamente tomando tres cervezas dado las tapas con que se acompaña la bebida solicitada. Para más información el gerente del restaurante se muestra de lo más amable e incluso nos invita a pasar la noche frente a su local dejándonos además un punto de luz por si lo necesitamos.
Ante esto, decidimos que para irnos al parking del poblado que está demasiado oscuro y frio es preferible quedarse allí (37° 3’25.10″N, 2°23’15.81″O). Cogemos una mesa y ya sin prisa, nos quedamos a cenar en un ambiente de lo más agradable y acogedor.
Por la mañana madrugamos y hacemos el desayuno en el restaurante que tan amablemente nos había acogido. Nos hicieron unas tostadas con pan de pueblo que os podéis morir, que buenas. El responsable del local nos dice que desde que se hizo la autovía y la circunvalación la clientela bajó bastante, pues el restaurante era el típico de carretera con gasolinera al lado, todo el tráfico pasaba por la puerta y ahora se tiene que conformar con lo que caiga del pueblo. Le sugerimos que con el espacio que tiene fuera podría plantearse el hacer un área de autocaravanas que sería una buena forma de colocarles en el mapa del autocaravinismo y no le parece mal ya que, al parecer, no somos malos clientes.
Nos “despedimos” después de comprarle también las entradas del Parque Oasis (19 €) las cuales se se venden en el local y algo quedará para la casa.
Llegamos al parking del parque y nos indican que dejemos las autos en el espacio reservado para los autobuses, cosa que es de agradecer pues no nos cuesta nada estacionar allí, a los demás vehículos les cuesta unos 3 €. (37° 1’15.80″N, 2°26’5.63″O)
El parque no está mal, al parecer es el más currado pues lo regenta una cadena de hoteles y organiza excursiones en los hoteles de la costa, además dispone como extra de un buen parque zoológico con animales muy variados, leones, panteras, tigres, búfalos, rinocerontes, hipopótamos, jirafas, ñus, etc. y todo realizado en mitad de un desierto.
Damos una vuelta por el parque donde hay una más que conseguida ambientación de lo que conocemos por las películas del oeste, con empleados que dan ambiente caracterizados como bandidos y lugareños, sheriff incluido. Hay un museo del cine con maquinaria y carteles de películas míticas y otras no tanto, también está el museo del carro con ejemplares muy curiosos. En fin, pasamos una mañana muy agradable y divertida con escenificación de un atraco al banco incluida. Nos hicimos las correspondientes fotos testimoniales de la visita y aunque pasaban ya las tres de la tarde decidimos salir a comer fuera ya que llevábamos reserva de víveres.
Pero, una vez en las AC,s convenimos, por comodidad, hacer una última visita al restaurante de Tabernas donde tan bien nos habían tratado y allí nos presentamos dándole una tremenda alegría
al mesonero. Comimos de lujo y a buen precio. Después de un buen café y despedirnos eternamente agradecidos del amable señor, nos disponemos a realizar tranquilo viaje de vuelta a Murcia con un buen sabor de boca, no solo por la estupenda comida degustada sino por el
conjunto del viaje, disfrutando de un magnífico clima y una mejor compañía.

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